Microtextos de crítica de la economía política (I)
Manuel Sutherland
La grave escasez de gasolina, que atraviesa el país, tiene muy diversas causas que algunos analistas han tratado con cierto esmero. Muchos de ellos abarcan las razones atinentes a lo estructural: desaparición de las inversiones en el sector refinación; y otros insisten en los factores más coyunturales: las draconianas sanciones que asfixian a una economía que previamente sufría la peor crisis en la historia del país. Si bien, ambos argumentos tienen una importante carga explicativa, en muchos análisis se parece soslayar las gigantescas pérdidas en las que incurre PDVSA, por el sostenimiento de un subsidio exorbitante, regresivo y puramente destructivo. En este microtexto se presenta un cálculo de lo todo lo que se perdió, en cuanto costo de oportunidad, y el impacto nocivo en cuanto a la magnitud de tan inicuo derroche.
Las pérdidas tremendas en la industria, que debían hundirla sin remedio
Las enormes dimensiones del costo del subsidio de la gasolina son poco conocidas. Para variar, la data relativa a esas erogaciones es insuficientemente sabida, lo que da rienda a una buena cantidad de estimaciones. Uno de esos cálculos corresponde al experto en economía petrolera: Rafael Quiroz, quien considera que la venta al público de la gasolina en Venezuela por un precio ínfimo, genera pérdidas de alrededor de 12.000 millones de dólares anuales: » (…) tomando en cuenta los costos reales que tiene la industria petrolera por la producción de la gasolina para abastecer el mercado interno» (EFE, 2020). Esta escandalosa cantidad que equivale a más de un cuarto del PIB de Bolivia en 2019, pudiera ser aún más elevada, si se consideran los costos de oportunidad, es decir, lo que PDVSA deja de percibir en el mercado internacional por esa misma gasolina.
En nuestras estimaciones la pérdida efectiva anual, e incluso el costo de oportunidad, son bastante más moderados que el de otros investigadores. Sin embargo, aun siendo sumamente moderados en el cómputo, el costo de oportunidad perdido nos arroja el guarismo de: 11 mil millones de dólares anuales, que se detalla en la figura a continuación. El acumulado de esa pérdida para el período (2004-2019) nos arroja la impresionante cifra de USD 183 mil millones. Este monto “subvencionado” equivale a casi dos Planes Marshall a precios del año 2000. Dicha cantidad equivale a casi treinta (30) veces las reservas internacionales totales que tiene el país en 2020. Tal dígito equivale al costo de construir alrededor de veinte (20) refinerías con capacidad de refinación de 300 mil barriles diarios, cada una (El comercio, 2017). Este dinero, no cobrado, le abrió un profundo hueco a las arcas de PDVSA, contribuyendo decididamente a su desolación.
Según la especialista: Adriana Lira, la deuda de PDVSA es de USD 69.520 millones, el mayor peso corresponde a los tenedores de bonos, USD 27.920 millones; otras deudas por USD 23.800 millones y las cuentas por pagar a proveedores o contratistas son USD 17.800 millones (El Nacional, 2019). Esta última acreencia es un factor clave en la dramática caída en la extracción de petróleo (290 mil b/d) ya que los contratistas se niegan a prestar servicios, o a vender maquinarias, esenciales para la extracción de petróleo. Ello ahonda las pérdidas globales de la empresa. No está de más decir, que, con 183 mil millones de USD, se pagaría casi tres veces la deuda total de PDVSA.
Figura 1, tabla. Subsidio a la gasolina
Fuente: Cálculos propios con base al consumo de combustible promedio observado en diferentes publicaciones de: Petróleo y Otras Estadísticas (PODE). El precio de 0,5 dólares por litro equivale al precio de venta actual en las gasolineras de venta libre de subvención en Venezuela.
Rafael Quiroz es taxativo en afirmar las causas de la crisis en el sector de los combustibles:
“No se le han hecho mantenimiento, hay 6 refinerías, de las que no menos de 4 tienen 5 o 6 años de no hacerles el parado de planta necesario cada año. Eso obedece a un protocolo de seguridad y mantenimiento de la refinería. No se ha invertido en eso, no se ha invertido un centavo en términos de producción desde hace cuatro años…»(EFE, 2020)
Pensando en estos dolorosos tiempos de pandemia, podríamos pensar que solo utilizando el 10 % de ese astronómico valor perdido en un subsidio regresivo, se hubieran podido construir la bicoca de 244 hospitales de primerísima línea para el nivel de América Latina, si tomamos como referencia el nuevo hospital de: El Salvador, que tendrá 1000 camas de cuidados intensivos (especialmente urgentes para tratar a las personas portadoras de COVID-19, en su fase más álgida) y 2000 camas de hospitalización (Diario El Comercio, 2020).
Es de recordar que la capacidad instalada de refinación en Venezuela, esta ubicada en 1.3 millones de barriles diarios. En los mejores momentos de producción en el país se lograba abastecer el parque automotor que era de 5.1 millones de vehículos. Mientras el consumo de combustible para ese momento se registraba en 470.000 barriles de gasolina diarios (Quiroz, 2020).
Aunque el precio de la gasolina fue incrementado, aún subsiste un gigantesco subsidio anti ecológico, anti económico y regresivo. Este es la base del tenaz contrabando de extracción y de una corrupción sin límites que arruina a la nación y atiza el desabastecimiento de combustibles. El más que probable, y aborrecible, apretar de las sanciones que pretende impedir la importación de diésel; vital para el flete de alimentos, medicinas y para el transporte público, puede empeorar gravemente una situación que ya es desesperada.
Urge un acuerdo humanitario para frenar un deterioro aún más severo de la muy precaria situación actual de millones de personas ajenas a un conflicto político que cada vez se torna más siniestro.
Manuel Sutherland, Director del Centro de investigación y Formación Obrera (CIFO)
Correo: alemcifo@gmail.com Twitter: @marxiando
Caracas, 24/08/2020.
Un comentario en “El grotesco subsidio a la gasolina y los 183 mil millones de dólares perdidos”